El saltamontes que se posó en el hombro del talentoso volante resultó ser nada menos que un dron de última tecnología que la FIFA envió con el fin de succionarle energía a la figura del equipo colombiano en un momento crucial del partido disputado contra Brasil por los cuartos de final de la Copa del Mundo.
Expertos consultados han confirmado que en realidad se trata de un sofisticado dispositivo tipo dron diseñado para succionar glóbulos rojos del organismo en el que aterriza. Como es bien sabido, estos son los encargados de llevar el oxígeno, por lo que el rendimiento de un deportista está fuertemente ligado a la disponibilidad de dicho componente de la sangre.
La escalofriante revelación fue posible gracias a Joao Oliveira, humilde barredor del estadio de Fortaleza quien horas después de terminado el partido se topó con el que -hasta ese momento- era el cadáver del animal. Enorme fue su sorpresa cuando al recogerlo, con el fin de guardarlo como souvenir y, si reunía los fondos, contemplar a largo plazo la posibilidad de disecarlo, descubrió que bajo su piel se escondían circuitos electrónicos y que en lugar de patas delanteras, colgaban dos poderosas agujas.
Inquieto, lo guardó en su bolsillo para a la salida llevarlo a un diario local donde labora una practicante colombiana, lectora de AP con gran sentido patriótico, que le tomó la foto que revelamos en primicia con la esperanza de que llame la atención de la Corte Penal Internacional, tribunal del que se espera dicte medidas cautelares que desemboquen en la necesidad de repetir el encuentro.
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