El reputado juez español Baltasar Garzón, ampliamente conocido por sus investigaciones judiciales ‘post factum’ a dictadores iberoamericanos como Francisco Franco, Augusto Pinochet y João Havelange, se radicará temporalmente en el país para investigar al exfutbolista samario Anthony ‘Pipa’ De Ávila.
El jurista andaluz, que ha sido asesor del Tribunal Penal Internacional de La Haya y director de la defensa jurídica de Julian Assange, fundador de Wikileaks, declaró que de ahora en adelante se concentrará en lo que él considera “un acto de lesa humanidad el haber dedicado un gol a los hermanos narcotraficantes Rodríguez Orejuela en un partido de interés general y en horario triple A”.
Garzón se refiere a las declaraciones que De Ávila dio en vivo y en directo hace 17 años después de marcar el gol de la victoria con el que Colombia derrotó a su similar de Ecuador el 20 de julio de 1997 en el estadio Metropolitano de Barranquilla, en el marco de un partido clasificatorio al Mundial de Francia 1998.
En aquel cotejo, el hábil delantero anotó con su pierna derecha el tanto del triunfo al minuto 43 del segundo tiempo, llenando de júbilo a los millones de espectadores que seguían ansiosos el encuentro eliminatorio.
Recién el árbitro brasilero Márcio Rezende dio el pitazo final, el novel reportero boyacense Adolfo Pérez abordó a De Ávila para preguntarle por sus impresiones sobre el partido y la importante diana conseguida, a lo cual el minúsculo atacante respondió sin titubeos: “Bueno sí, la verdad es que me siento contento, ¿no? Este triunfo se lo quiero dedicar a unas personas que están privadas de la libertad, yo creo que no hay necesidad de dar nombres pero, este, con mucho amor y con mucha humildad se lo dedico a ellos, que es (sic) Gilberto y Miguel”.
El video, que un anónimo envió en formato VHS al despacho que Garzón tiene en Quito, hizo que despertara muchas dudas jurídicas y la furia penal del magistrado español: “Mirad, a mí también me gusta el fútbol, soy hincha del Sevilla, he celebrado cada gol de Bacca, pero lo que hizo este tío es impresentable”, dijo, mientras recibía unas tapas de quesos, jamones y encurtidos.
Al interrogársele sobre por qué apenas ahora viene a investigar un hecho que sucedió hace 17 años, Garzón escupió el hueso de una aceituna y montó en cólera: “Yo investigué al Generalísimo 33 años después de su muerte y a Pinochet una década después de que se acabara su dictadura. ¡Los crímenes de lesa humanidad jamás prescriben! Además, ¿nunca os preguntasteis qué había debajo del vendaje que De Ávila usó en su brazo izquierdo durante ese partido? Nadie ha hablado de eso, y tengo dudas razonables para sospechar lo peor”, gritó.
Enilce Hernández, coordinadora en jefe del área de Recursos Humanos de Acolfutpro, aumentó la polémica al acusar a Garzón de sufrir de ‘lollypopguildophobia’ (aversión a los enanos): “A nuestras oficinas llegó una memoria USB con un video de en derbi jugado en 2013 entre el Betis y el Sevilla, donde Garzón aparece gritándole ‘¡joder, enano gilipollas!’ a Dorlan Pabón tras anotarle un golazo al equipo blanco. Es evidente que la fijación de este señor por De Ávila y los de baja estatura no está a la altura de su prestigio mundial”.
AP intentó hablar con el cinco veces subcampeón de la Copa Libertadores, pero él se negó a dar mayores declaraciones: “Si yo estoy con Dios, ¿quién contra mí?”, dijo, antes de colgar su Galaxy Mini. Su representante, Calixto Chiquillo –abogado y a la postre exarquero suplente del Junior– salió al quite declarando que ya tomaron las medidas mínimas para comprobar que aquellas polémicas declaraciones de 1997 fueron tan inofensivas como un juego de niños.
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