Publicado el por en Judicial, Tendencias.

Una acción conjunta de la Dijín, el CTI de la Fiscalía con apoyo del ICE de Estados Unidos y de unidades de inteligencia élite de la Armada terminó ayer en la noche con la captura de Ruth Estella Torres de Contreras, señalada como la jefe de una curtida y peligrosa banda dedicada al robo de arreglos florales tipo ‘centro de mesa’ en eventos sociales, preferiblemente en matrimonios.

El oficial a cargo del operativo, cuya identidad permanece en reserva, explicó que desde hace varios años se le venía siguiendo la pista a Torres. Su modus operandi era el de cultivar todo tipo de amistades con el único propósito de conseguir invitaciones a recepciones para actuar en ese momento en que se encienden las luces y la música de la orquesta es reemplazada por los gritos de los borrachos que no se han percatado de que esta ya cesó para después hacer un escándalo por la pérdida de su celular no obstante tenerlo en el bolsillo.

Era en esa ventana de descuido por parte de los anfitriones que con la complicidad de los meseros la banda actuaba para desaparecer estos elementos decorativos. Videos muestran cómo en numerosas fiestas Ruth empieza a ‘cuchichear’ con sus cómplices -otras tías a las que reclutaba in situ y luego quedaban irremediablemente enganchadas a la organización delictiva- justo en el consabido momento en el que en la pista de baile suena la Macarena con el fin de comenzar a separar a las parejas de cara al final de la velada que ya se aproxima. Las piezas audiovisuales que hoy hacen parte del acervo probatorio y que se encuentran bajo cadena de custodia dan cuenta de la manera cómo durante el «Meneíto», que suele venir después de la Macarena, las fichas de Torres, bajo su estricta coordinación, se ubican estratégicamente una en cada mesa listas para proceder. Una vez suena ‘Hotel California’ todas se miran y hacen un gesto común, el santo y seña que varía en cada operación, que confirma que están preparadas para ir a por el botín. En algunos casos la comunicación se daba, no podría ser de otra forma, a través del whatsapp y con ‘piolines que te ponen a pensar’ cuidadosamente encriptados.

Según parece, con los individuos florales robados se nutría el inventario de una próspera cadena de floristerías y decoración de interiores con presencia en más de veinte ciudades del país. Muchos de ellos eran vendidos en locales ubicados en peligrosas zonas tal cual fueron sustraídos, es decir, sin ser desvalijados a compradores inescrupulosos sabedores de su origen oscuro pero presionados por el hecho comprobado que al ser estos floreros lo último que se compra para el matrimonio para esta altura ya están ‘reventadas’ todas las tarjetas de crédito de los organizadores del ágape.

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