En el más reciente capítulo de la competencia entre los gigantes del hard discount, Ara anunció que a partir de la próxima semana impondrá un peaje obligatorio a todos los carritos con logos de tiendas D1 que ingresen a sus instalaciones. La medida, explicaron voceros de la compañía, busca “garantizar la movilidad sostenible dentro de los pasillos” y, de paso, sensibilizar a los clientes que en el siglo XXI nada es realmente gratis, ni siquiera el impulso de comparar precios en tiempo real.
El peaje será “simbólico”, según la cadena: apenas unas monedas, “cómodas y solidarias”, que se podrán cancelar en efectivo, en datáfono o mediante la entrega voluntaria de un paquete de galletas de marca desconocida. Para incentivar la lealtad, Ara promete un generoso plan de fidelización: si un cliente acumula 1.000 ingresos con su carrito del D1, recibirá el beneficio de un ingreso gratis en el horario comprendido entre las 9 y las 9:20 a.m.
Los directivos adelantaron, además, que este es apenas el comienzo. En su afán por monetizar cada resquicio de la experiencia de compra y en sintonía con las tendencias mundiales seriamente empezar a cobrar por el uso de bolsas de tela de otras cadenas, por cada segundo que trancscurra entre el ingreso a caja y el «espéreme veci que se me olvidó una cosita» y por el usufructo de los aires acondicionados.
«Sabemos que esta determinación puede generar ruido inicial entre nuestros clientes, pero queremos que sepan que era esto o ponerlos a descargar los camiones de los proveedores, deberían más bien sentirse agradecidos», concluyó el vocero de la cadena portuguesa.