Una encuesta sobre creencias y valores de los colombianos que acaba de ser revelada por el Dane arrojó un dato sorprendente: a la pregunta de «¿A quién le cree más usted?» el 68% de los encuestados respondió: «a lo que me mandan por el Whatsapp».
Cada vez son más las discusiones entre padres e hijos en la que la pregunta: «¿Y acaso quién lo dice?» se zanja con un contundente «Pues el Whatsapp». Atrás quedaron los tiempos en que la madre o el padre afirmaban «lo dijo el cura, o lo decía su abuelo». Incluso el muy frecuente ‘porque sí’ o el ‘salió en televisión’ también ha perdido terreno.
El sondeo registró casos como el de una señora en Santa Rosa, Boyacá, que dispuso de ollas en su techo esperando una supuesta lluvia de sancocho de la que le advirtieron «en una cadena del Whatsapp». También el de un pensionado en Tuluá que sufrió un grave accidente doméstico luego de llenar su horno microondas de empaques de icopor esperando que este material se convirtiera en oro luego de más de veinte minutos expuestos a una temperatura superior a 70 grados centígrados, «como decía en un mensaje que me mandó el sobrino el guazá (sic)».
Un menor de edad de Tunja aseguró que su mamá le aseguró que si metía la cara al congelador se podía ‘torcer después, como dicen en el Whatsapp’.
El asunto no trascendería lo anecdótico de no ser por que cada vez son más las emergencias y situaciones críticas con las que deben lidiar los organismos de atención del estado y que son motivadas por informaciones a todas luces falsas que circulan por este servicio de mensajería.
El nivel de credibiildad de esta nueva modalidad de comunicación es tal que se abre paso en la comunidad científica colombiana la propuesta de prescindir de los artículos en revistas indexadas para la divulgación de hallazgos y recurrir más bien a cadenas de Whatsapp.