Tras cinco días con sus noches de sesiones, la reunión decenal de los seguidores del ex mandatario arrojó como principal conclusión la declaratoria de infalibilidad de su máximo líder. Tal y como lo hiciera la Iglesia Católica luego del Concilio Vaticano I en que se estableció este dogma en lo que concierne a los pontífices.
Igual a como hicieron los padres de la iglesia en aquel entonces, los jerarcas e intelectuales del uribismo, entre quienes se encontraban Ernesto Macías, Alfredo Rangel, José Obdulio Gaviria, Everth Bustamante y Rodrigo Obregón, revisaron uno a uno los decretos, discursos, actos administrativos de su jerarca en todas y cada una de las posiciones públicas que ha ocupado, así como sus declaraciones ex cathedra y, lo que resultó más dispendioso, cada uno de sus tuits y chats de whatsapp. El propósito era encontrar algún pronunciamiento suyo que no se ajustara a la verdad y, por lo tanto, demostrara que él sí se equivoca, así sea ocasionalmente, mas no fue posible hallarlo.
Así, quedó confirmada la plena correspondencia con la realidad de frases y declaraciones como «No estarían recogiendo café», «Hay que aplazar el gustico», «Pregúntenme lo que quieran que hoy estoy cargado de tigre», «No tengo rabo de paja», «Le pido a los congresistas que nos han apoyado que mientras no estén en la cárcel voten los proyectos del Gobierno», «Luis Carlos Restrepo es impoluto» y «Jorge Noguera es un buen muchacho».
De igual forma se ratificaron otros dogmas que son parte esencial del corpus de creencias de dicha comunidad de fe tales como la carencia de alma de los guerrilleros, el que todo el que no adhiera a su doctrina es terrorista y que la felicidad y la salvación solo son posibles a través de la confianza inversionista, la cohesión social y la seguridad democrática.