La gabinetología se mueve esta semana tras la cercanía de la posesión presidencial y el subsiguiente revolcón ministerial. La última noticia tiene que ver con el prometido ministerio al actual director del Partido Liberal, Simón Gaviria. Aunque se especuló que este sonaba para Ministro de Comunicaciones, luego para Educación y, por último, Cultura, la verdad es que el Presidente encontró mejores candidatos para cada una de las tres carteras.
Ante la premura de la posesión y la imposibilidad de ajustar el perfil del delfín a ningún otro puesto en el ejecutivo, Santos decidió que presentará un proyecto de ley con mensaje de urgencia al Congreso para que se cree el Ministerio de la Juventud y así poder cancelar su deuda, surgida de la campaña reeleccionista.
En exclusiva para AP, Gaviria dio algunas luces sobre sus objetivos en esta nueva etapa de su vida pública:
«Este Ministerio no es mermelada como con tanta inquina lo ha afirmado la oposición. Si acaso es un melao desabrido porque el presupuesto realmente es mínimo. Sin embargo, trabajaré con ahínco para devolverle la juventud a quienes la han perdido. Como primera medida reviviré el carnet de la Pizza Nostra con los consabidos beneficios para menores de 15 años, y será idéntico al que yo tenía cuando estaba en el Anglo. Organizaré el re-reencuentro de Menudo y haremos que famosos cuchachos como Pirry puedan acceder a estiramientos faciales subsidiados. La juventud es un recurso que no podemos perder. Haremos sinergias con el MinTIC para convertir todas las salas de maquinitas en verdaderos gimnasios mentales que desarrollarán las maquinitas del futuro.»
Se espera que Juancho y Piyo, integrantes del otrora famoso grupo Compañía Ilimitada ocupen los viceministerios del sabor y el canelazo respectivamente.
Por otro lado, Juan Manuel Galán hizo saber su inconformidad con el nombramiento de Gaviria, ya que el viceministerio del mismo nombre fue su fortín político durante su postadolescencia y ahora lo ve perdido.
«Yo fundé ese viceministerio, yo lo mantuve, yo lo arruiné y yo merezco resucitarlo. Yo me inventé la tarjeta joven. ¿Recuerden! ¿Cuánta mortadela no se cortó con esa útil tarjeta? ¿Cuántas puertas no se abrieron? ¡Yo merezco este ministerio!» Vociferó mientras sacaba de su billetera el último ejemplar del mencionado documento.
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