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Lo que comenzó como un gesto de apertura y transparencia en la Universidad Pedagógica Nacional —permitir que estudiantes, profesores y egresados eligieran mediante voto popular a su rector— ha terminado, como era de esperarse, convertido en una auténtica caja de Pandora institucional.

El caso, que desde el inicio levantó ampolla entre expertos en educación superior y amantes del orden jerárquico, hoy se expande como un virus democrático hacia otros ámbitos de la vida nacional.

El ejemplo más estruendoso lo dio la Federación Colombiana de Fútbol, que anunció que la próxima semana los jugadores de la Selección mayor decidirán por votación quién reemplazará a Néstor Lorenzo. Según fuentes de la Dimayor, la papeleta incluirá nombres tan disímiles como Pep Guardiola, Jorge Luis Pinto y hasta James Rodríguez, este último impulsado por un movimiento de autogestión bajo el lema “Si soy tu papá, también puedo ser tu profe”.

“Estamos listos, ya mandamos a imprimir los tarjetones, y la Registraduría nos presta los E-14 reciclados de la Consulta Liberal de 2018”, aseguró un dirigente entusiasmado.

El fenómeno no se detiene ahí. En el Ejército, soldados rasos de varias brigadas han convocado asambleas para elegir directamente a sus generales. “La democracia no se detiene en la puerta del batallón”, afirmó un soldado que pidió no revelar su nombre, mientras mostraba un afiche con el lema Un soldado, un voto, un fusil.

En otros frentes, el caos apenas comienza: grupos de niños en jardines infantiles de Bogotá reclaman ya la potestad de votar por su pediatra. “Queremos a uno que dé más chupos y menos vacunas”, exigió en rueda de prensa un pequeño de tres años, apoyado por una coalición de compañeros que coreaba “¡No más inyecciones, sí más galleticas!”.

En la Plaza de San Pedro, trascendió que varios sacerdotes latinoamericanos proponen extender el modelo para que los curas de base puedan elegir al Papa mediante voto secreto. “Que se acaben las fumatas amañadas, nosotros también tenemos derecho a decidir si queremos un Francisco, un Benedicto o un Clemente”, sostuvo un presbítero al borde de la excomunión.

El Ministerio de Educación, por su parte, guarda prudente silencio, aunque se rumora que ya se estudia permitir que los estudiantes voten a fin de decidir si pasan o no las materias.

“Esto es solo el comienzo”, dijo un analista político que pidió reserva de su identidad, “si seguimos así, en cuestión de meses los pasajeros de los vuelos de Avianca estarán votando quién pilotea la nave -eso sí, pagando un valor extra, cómo no- y los hinchas de Millonarios elegirán qué minuto exacto quieren para que les expulsen a un jugador”.

La Pedagógica, entretanto, se prepara para una segunda vuelta entre los candidatos a rector. Según encuestas internas, la disputa está reñida entre un profesor de Didáctica y la fotocopiadora de la entrada, que cuenta con amplio respaldo estudiantil por su constancia, disponibilidad y precios accesibles.

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