El regreso de vacaciones trajo excelentes noticias para los bogotanos. Tras décadas de intentos fallidos, la ciudad por fin conquistó el codiciado galardón: ‘Embudo de oro’. Lo hizo en su edición 2019.
Esta distinción que entrega la Agencia para la Movilidad Sueca está reservada para las ciudades que se esmeran en ‘construir infraestructura vial con súbitas, inesperadas y desconcertantes pero sorprendentes disminuciones en el ancho de vía’.
Según sus promotores, estos embudos son una herramienta sin igual para la generación de capital social, toda vez que los reclamos por su existencia generan inesperadas y bienvenidas conversaciones comunes entre personas separadas por razones políticas, religiosas e incluso sexuales por no mencionar el aporte a la unidad familiar que representan las horas de quietud y desespero por un motivo común dentro de los vehículos en el marco de los llamados ‘planes retorno’.
«En el caso puntual de Bogotá hemos visto a homosexuales y homofóbicos, petristas y uribistas, azules y rojos, amantes y odiadores de la pizza hawaiana, todos preguntándose al unísono ‘en qué cabeza cabe’ construir una vía de ocho carriles para que desemboque a la altura del límite entre el Distrito y Cundinamarca en una de dos pues uno de los tres disponibles está por lo general inhabilitado por carros parqueados esperando el pico y placa» aseguró Johan Margüstron, director de la entidad otorgante del reconocimiento.
Además, urólogos de todo el mundo han resaltado los beneficios de los embudos (de tráfico) para ejercitar el piso pélvico durante horas de contracción de los esfínteres gracias a la ausencia total de paradores con baños en las vías circundantes a Bogotá.
Margüstron agrega: «A nivel familiar, tenemos una carpeta llena de testimonios verdaderamente conmovedores de hermanos que volvieron a hablarse tras años de no hacerlo gracias a que tras cinco horas de espera agotaron todas las fuentes de energía posibles para sus dispositivos móviles y no tuvieron más remedio que entablar un diálogo, así fuera para quejarse del trancón, eso es lo de menos, lo importante es que de una manera inesperada regresó el diálogo familiar. Aquí en mi móvil tengo un video que me hace llorar cada vez que lo veo en el que una madre, por esta misma causa, vuelve a mirar a su hijo de tres años al que no veía desde que tenía dos meses y rompe en llanto al encontrarlo enormemente cambiado y al constatar que él, no obstante el tiempo que pasó ignorándolo teniéndolo al lado, todavía la ama».
Por último afirmó: «Creo que es un logro merecido. Veníamos de años atrás siguiendo muy de cerca los esfuerzos de la capital colombiana. Que sepan que no ignoramos el esfuerzo y el compromiso consistentes que venían demostrando. Por supuesto que tomamos nota en su momento de lo hecho a la altura del ‘puente de guadua’ en la calle 80 así como de lo de la autopista Sur a la altura de Soacha y lo de Yomasa, saliendo para los Llanos. Ni hablar de lo descrestados que quedamos al subir a lo que llaman ‘Patios’, pero es que siempre había una ciudad africana o centroamericana que a última hora lograba acumular más méritos. Esta vez, por fortuna para ustedes, no fue así. La apuesta de la autopista Norte donde invirtieron, como dicen ustedes, ‘una millonada’ solo para crear un embudo de primer nivel que les garantizara ser altamente competitivos en nuestro premio finalmente no fue en vano y ha tenido su merecida recompensa, enhorabuena pues, Bogotá».