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La decisión de Estados Unidos de ordenar la suspensión indefinida de las compras de cocaína de alta pureza a militares y altos funcionarios del régimen de Nicolás Maduro puede ser el esperado punto de giro en la aterradora crisis que sufre Venezuela.  Tras enterarse de la decisión, Nicolás Maduro activó diversos canales con el fin de informarle a Washington de su interés por sentarse a la mesa, incluso bromeando con que ‘ya tengo el bigote para que me acepten como uno más entre los jóvenes socialistas neobolivarianos de Brooklyn’.

Se calcula que de los 35.000 millones de dólares que anualmente produce la venta de esta sustancia prohibida en el mercado cerca de un 60% terminan en las arcas de militares y civiles poderosos venezolanos. Desde hace varios años este país se ha convertido en un verdadero hub del negocio toda vez que a él llega la mercancía desde Colombia principalmente y allí se embarca siguiendo los más estrictos estándares de eficiencia y calidad a los distintos mercados del planeta, con el país del Norte a la cabeza.

«Es posible que durante unos días experimenten traumatismos en la provisión de cocaína, pero les pedimos comprensión toda vez que se trata de una perturbación humanitaria. Si experimentan síndrome de ansiedad pueden recurrir a likes de Facebook o Instagram, son ideales como factor gatillo de la dopamina que produce el inhalar este alcaloide. La invitación patriótica es a pensar  que esa ansiedad por su producto no es nada comparada con el ansia de libertad y verdadera democracia de un pueblo, esa que solo los Estados Unidos pueden proveer. De cualquier manera sepan que nuestras mafias ya están en la tarea de abrir nuevos mercados en Centroamérica para tranquilidad de su estabilidad emocional y de nuestra economía», se puede leer en un comunicado del Departamento de Estado que explica la medida.

Y es que tras intentar apretar el cerco mediante movidas para que la oposición tomará el control de Citgo, empresa que refina el petróleo y vende la gasolina venezolana en Estados Unidos, y embargar un sinnúmero de cuentas de generales pertenecientes al ‘Cartel de los soles’ así como de miembros del círculo más cercano del presidente, fue claro que por esta vía no se iba a conseguir el objetivo de poner punto final al gobierno del sucesor de Hugo Chávez.

Trascendió por último que si esta medida no es efectiva se activará el llamado ‘Plan Z’ que consiste en un nuevo concierto en la frontera, esta vez un unplugged de Ricardo Arjona.

 

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