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«Que su origen sea un dispositivo otrora de alta tecnología no exime a las explosiones de teléfonos Galaxy Note 7 de ser pólvora y como tal estar sujetas a las normas que en distintos entes municipales y departamentales la prohíben». Con estas declaraciones, el ministro del ramo, Alejandro Gaviria puso punto final al debate sobre si la Policía podía actuar o no en los casos cada vez más frecuentes de fiestas en los que, valiéndose de estos aparatos, la gente estaba haciéndole el quite a la mencionada prohibición.

El asunto llegó al extremo de registrarse casos de empresas especializadas en espectáculos pirotécnicos que estarían vendiendo dichos móviles como «animador ideal y legal de las novenas». Al tiempo, el pasado 7 de diciembre, noche de las velitas, se vio a numerosos jóvenes detonando teléfonos de este modelo frente a los comercios de la calle 13 de Bogotá. Situación similar se vivió en Cartago, pero con Iphones 7, en episodio que las autoridades desligaron de este calificándolo como un caso de despilfarro y excentricidad de un grupo de prósperos y polémicos empresarios de la región.

Voceros de la marca cuestionaron el compromiso ambiental del Gobierno: «miles de aparatos de estos en los rellenos sanitarios suponen un grave riesgo para la salud, con esta alternativa no solo se cancela ese peligro sino que era un trasto inservible se convierte, por la magia de la navidad, en detonante de alegría para los hogares gracias, como siempre, a la magia de la Navidad».

 

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