Una peculiar propuesta se viene abriendo paso en La Habana. Del seno del equipo negociador de las Farc surgió la idea de que los guerrilleros que deban purgar penas por delitos atroces lo hagan en el conocido parque temático Panaca.
«Es bueno que los niños tengan una visión integral de todos los actores de la ruralidad colombiana. Gústenles o no, en los últimos cincuenta años junto a los caballos, las vacas y los acueductos sin terminar, nosotros hemos estado ahí también», afirmó «Marcos Calarcá».
«Muchos menores le temen a los marranos o a las cabras hasta que pueden tener la oportunidad de ir y acariciarlos y darse cuenta de que no son peligrosos. Bueno, pues la idea es hacer lo mismo con los guerrilleros, que los niños puedan ir, acariciarlos, incluso alimentarlos y así darse cuenta de que no son los ogros que algunos creen. Es algo necesario para el posconflicto, ayuda a eliminar prejuicios de una manera lúdica y divertida en un ambiente de relajación y, de paso, desata el nudo gordiano de las penas que deben pagar y así darle el empujón definitivo al proceso», aseveró, por su parte, Sergio Jaramillo, negociador del Gobierno quien está muy entusiasmado con la propuesta.
Según trascendió, la idea de las Farc es montar una reproducción de un campamento de un frente cualquiera, con centinelas, ranchero, cambuches y pista de entrenamiento, entre otros. Los visitantes podrán realizar pequeñas extorsiones desde celulares satelitales y ayudar con una guadañadora al picado de la hoja de coca en un laboratorio que sería réplica de uno del Guaviare. El compromiso es que el adoctrinamiento solo sería para jóvenes precoces que cuenten con la autorización de ambos padres y aprueben una comprobación de lectura de «El Capital» de Karl Marx.
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