Tras siglos de extraer claves del futuro de la palma de la mano, el cigarrillo y el chocolate, las depositarias del milenario patrimonio inmaterial del pueblo rom han decidido ponerse a tono con los tiempos que corren.
En los distintos parques y plazas del mundo, incluida Colombia, cada vez se ven más mujeres pertenecientes a esta población que ofrecen leer las grietas que aparecen en la pantalla de un celular cuando este ha recibido un impacto.
La decisión obedece a un programa de reconversión laboral resultado de una caída en picada de sus clientes. Un estudio descubrió que la actividad estaba en peligro dado que el chocolate ahora se consume en su mayoría en vasos de cartón o icopor en los que este no deja el popular ‘cuncho’ para ser leído. De igual forma, las ARL le han advertido a este gremio sobre los riesgos profesionales que entraña la lectura del cigarrillo por la obvia continua exposición al humo del mismo y, por último, es bien conocida la moda entre los millenials de mandarse borrar las líneas de la mano, lo que ha llevado a que ya algunos centennials nazcan sin ellas.
«Es una maravilla. Las tecnologías previas nos daban algo de confiabilidad, pero con esta vamos a la fija por la manera tan precisa como las fracturas en el cristal plasman la huella energética de la persona, todo gracias a la tecnología. Lo sorprendente es que, así no me crea, en las mal llamadas ‘flechas’ es dónde es mejor la señal desde el aura del usuario. Lástima que las pantallitas sean tan pequeñitas. Porque con los 4G se vive cayendo además son medio brutos esos teléfonos que llaman inteligentes», asegura una de ellas.
«Eso sí, el daño tuvo que haber sido accidental, los que me llegan aquí con pantallas que agarraron a ladrillazos los devuelvo y los regaño».
Un representante de esta población fue, por último, tajante: «El llamado es a que se dicten medidas que protejan nuestra actividad, la primera de ellas la prohibición total de la venta de cristales protectores en los puentes peatonales del país».
