Como es tradición cada vez que una marca reconocida en Estados Unidos aterriza en Colombia, la llegada de la tienda de café Starbucks ha causado gran revuelo entre los bogotanos. Es así como desde el sábado se pueden observar carpas de fanáticos de la marca en el andén contiguo al local que se abrirá oficialmente hoy.
Y como suele ocurrir no han faltado los emprendedores que han sabido sacar tajada de la expectativa. En un recorrido ayer por el sector, un reportero de AP comprobó que muchos de los madrugadores están vendiendo los primeros puestos a precios sorprendentes: se comenta que hasta 500.000 pesos han llegado a pedir por una de estas ubicaciones privilegiadas. Aseguran que reciben dólares y hasta un datáfono se alcanzó a divisar entre los improvisados cambuches.
Se ha denunciado incluso que una mafia de cuidadores de puestos -carente de ingresos desde que el consulado de España cambió sus procedimientos de atención al público- se ha instalado en el sector. «Uno viene aquí a trabajar honradamente y no lo dejan, ¿ve a esa señora gordita bajita? esa me dijo que si me ponía a cuidar puesto me iba mal, que mejor no me buscara problemas», aseguró una dama obesa de baja estatura.
Quienes esperan pacientes para ingresar mañana al establecimiento se encontrarán con novedades como el servicio a cargo de personal norteamericano -para vivir a fondo la experiencia discriminatoria, idéntica a la que han experimentado en Estados Unidos- y productos exclusivos como el office reheated Colombia special, que no es más que el tradicional tinto de greca de oficina recalentado. Este se servirá en pocillo sin secar y acompañado de dos cubos de azúcar.
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