En lo que constituye un auténtico hecho histórico hoy se registró la primera petición de apoyo económico con fines de hidratación por parte de un patrullero de la Policía de Carreteras a un dispositivo de vuelo autónomo y a control tipo dron.
El episodio tuvo lugar a las afueras de Guarne, Antioquia, en la vía que de la capital paisa conduce a Bogotá. Allí, hoy al mediodía, un polícía le hizo señales a uno de estos artefactos que era utilizado para tomar fotos con miras a la ampliación de la vía para que descendiera. Quien lo operaba, a través de la señal de video, pues se encontraba en el casco urbano del municipio, entendió los movimientos del representante de la autoridad y lo hizo aterrizar.
También a través de la cámara que emitía una señal de video al punto de control vio y escuchó cómo el patrullero intentó entablar conversación con el objeto refiriéndose a la alta temperatura reinante en el momento. Esto lo hizo con la mirada perdida en el horizonte y luego de solicitarle a «don Arturito» -así decidió llamarlo- el certificado de la revisión tecnomecánica así como el SOAT y la cédula. Al no encontrar respuesta en ningún sentido y ante la burla de sus compañeros quienes estallaron en una sola carcajada al verlo «de parche con un ventilador», le permitió retomar vuelo.
No obstante los ingentes esfuerzos de sus últimos directores, el de la deshidratación es un flagelo que no para de azotar a la institución policial y en particular a la encargada de la seguridad y el orden en las carreteras del país. De poco parece haber servido la directiva interna expedida por el general Oscar Naranjo que obliga a entregar cada policía perteneciente a esta división dos botellas de Gatorade y media de Pedyalite cada mañana.