Una simple llamada de Iván Márquez a pedir una cita con urólogo al callcenter de la EPS Cafesalud por poco termina abruptamente con el sueño de paz de los colombianos.
El comandante de las Farc quiso estrenar su afiliación al sistema de salud -resultado de los acuerdos- con una «citica que tenía pendiente desde hace años pero me había dado entre miedo y pereza pedir, ustedes los reporteros varones me entienden», según explicó a la prensa internacional reunida en La Habana en la antesala del anuncio, previsto para mañana, del cese al fuego definitivo entre el Gobierno y esta agrupación.
Testigos aseguran que Márquez, cuyo nombre real es Luciano Marín, sufrió un ataque de ira mientras hacía el intento de pedir la cita a través de este canal telefónico. Absolutamente ignorante de la finalidad de victimización y humillación al paciente de dicha modalidad de atención, creyó que bastaría con una llamada para rápidamente obtener la cita, asegura un testigo.
«Miserables, se merecen bala, me devuelvo ya mismo para el monte, se merecen plomo» se le escuchó decir.
El testigo asegura que en dos horas y cincuenta minutos de suplicio fue remitido a 12 extensiones y teléfonos de centros médicos en los que no contestaban, y se le proporcionaron al menos tres correos a los que envió solicitudes que luego rebotaron por ser estos inexistentes, algo que otros usuarios de esta EPS describen como normal. Añade que la ‘piedra se le saltó’ definitivamente cuando le confirmaron que «no había agenda» en los próximos cinco años.
«Le digo: no se fue para el monte porque lleva como quince años sin ir, ya no se acuerda por dónde es».
Finalmente, la intervención del delegado noruego, uno de los países garantes, permitió que Márquez fuera afiliado a un plan de medicina prepagada de otra entidad y rápidamente fue resuelto el impasse, para bien de las futuras generaciones.