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"Por qué no me dijeron que no quedaban más", parece reclamar el querido líder entre sollozos.

Aliviado respira el mundo tras la inesperada solución a la crisis en la península coreana.

Autoridades de Estados Unidos y Corea del Sur afirmaron con alborozo que la crisis estaba solucionada tras confirmar que Corea del norte se había gastado todos sus misiles en pruebas para amedrentar a sus vecinos, y al carecer de estas armas, ya no tendría posibilidad de efectuar ataques nucleares.

Fuentes de inteligencia del Pentágono afirmaron que el dictador norcoreano se gastó el último misil de su inventario el pasado domingo en una prueba que tenía por objeto sobrevolar Pyongyang pretendiento, en palabras de la prensa oficial del régimen, «demostrarle al universo la superioridad del gran líder planetario».

El misil postrero tenía dibujado en la punta el retrato de Kim y estaba cargado con 400 serpentinas y 12 libras de confeti que cayó sobre la capital como una lluvia multicolor que reavivó la confianza en su líder.

Fuentes de la casa blanca anunciaron con alivio que desde que Corea del norte ya no es una amenaza, Washington retirará a sus tropas de la zona y las ubicará en el lugar de la siguiente guerra agendada en el calendario del presidente Trump.

Si bien no se conocen detalles de las ojivas nucleares del régimen de Pyongyang, analistas independientes coinciden en que de las 9 fabricadas originalmente, 5 se gastaron en pruebas nucleares, una se perdió en el trasteo, dos quedaron inhabilitadas al comerse los cables los ratones y una mas está ocupada en la toma de fotos para la prensa, así que de momento la amenaza nuclear está controlada.

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