Reunidos en una cooperativa de trabajo asociado, más de 500 ladrones que se hacen llamar tradicionales y que durante décadas trabajaron «honradamente» en los buses de servicio público colectivo de Bogotá le pidieron hoy formalmente al Distrito una solución ante la que consideran una «masacre laboral» originada por la desaparición definitiva de dichos vehículos prevista para julio de este año debido a la implementación total del SITP.
«Pongamos las cosas claras: lo nuestro es el cosquilleo tradicional, inofensivo. Yo ya soy de la tercera generación de mi familia que se dedica a esto y no sabemos hacer más. Aplicamos técnicas tradicionales como la del apretuje en la puerta de salida, la escupida en el cuello, el chalequeo, pero nada que cause daño físico, sicológico o moral en el ciudadano. Hace rato, he hecho, venimos adelantando un proceso con la Secretaría de Cultura para que nuestro oficio sea reconocido como parte del patrimonio inmaterial de la ciudad», afirma Juvenal Micán, su vocero.
«Somos de la vieja guardia, de los ladrones que todavía eran gente decente, que respetábamos los códigos y cuidábamos a nuestros clientes. ¿Recuerda que antes cuando a usted le robaban la billetera al ratico lo llamaban a decirle donde estaban los papeles? Uno de los de ahora, de los de Transmilenio, jamás va a hacer eso, esa gente no sabe lo que es el respeto por la persona», añade Micán, conocido en el gremio como «Lagrimón».
Aseguran que en el gremio hay casos dramáticos, de miembros que atraviesan desde hace varios años por una muy difícil situación económica debido a que eran diestros en el arte del robo de relojes, «pero como ahora todo el mundo ve la hora en el celular, ya casi nadie carga con reloj, y muchos de ellos son abuelitos ya que a esa edad qué van a aprender a manipular celulares, no saben ni prenderlos, que van a saber cambiarles el IMEI, necesitamos ayuda», añade Astrid Gonzaga, encargada de recursos humanos en la Cooperativa.
«Nos dicen en el Distrito que nos tenemos que actualizar, apostarle a la reconversión laboral, que nos pasemos al Transmilenio y al SITP, pero yo les pregunto: ¿como quieren si, primero, ya todas las rutas están distribuidas y, segundo, muchos de los nuestros ni siquiera entienden qué tarjeta les sirve en qué estación? Pedimos un poco de comprensión y solidaridad, no es más».
Voceros del Instituto para la Economía Solidaria (IPES), entidad a cargo de estos asuntos, aseguraron que están al tanto de la situación y pidieron comprensión y paciencia a estas personas. «Por ningún motivo vamos a permitir que el ingreso de un nuevo sistema se haga a costillas del bienestar de tantas familias, eso ténganlo por seguro. Y sepan también que tenemos muy claro que ellos hacen parte de la herencia viva de esta ciudad, solo les pedimos un poco de tiempo mientras perfeccionamos la asignación las nuevas rutas del SITP que habilitaremos para que ellos puedan ejercer en ellas su derecho fundamental al trabajo, previa capacitación mediante talleres que les daremos y que les darán todas las herramientas que necesitan para ser competitivos en un ámbito que cada día demanda más destrezas», afirmó Dora Alcocer, encargada de comunicaciones.
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