Publicado el por en Bogotá, Crisis.

El exalcalde, en su nueva función.

Después de que el ex alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, bombardeara Twitter con trinos en los que manifestaba haber salido de la Alcaldía Mayor más pobre de lo que había entrado, decenas de organizaciones humanitarias se pusieron manos a la obra para socorrer al principal damnificado de la Bogotá Humana.

Sin embargo, el gesto que más conmovió a propios y extraños fue la oferta de trabajo que recibió por parte de los Alcocer, sus cuñados, y muy recordados por haber construido edificios en el Humedal de La Conejera.

Al parecer, los Alcocer quisieron ofrecerle un trabajo a Petro como agradecimiento por los favores recibidos. El primero que pasó por sus mentes fue el de mensajero, pero Verónica Alcocer les dijo a sus hermanos que Gustavo no cumple con el requisito de tener una moto y que ni de fundas piensa dejarlo que se suba a una máquina del demonio de esas. “¡Tendrán que pasar sobre mi cadáver!“, dicen que les bramó a su esposo y a sus hermanos la exprimera dama de la Capital de la República.

En vista de lo anterior, los Alcocer recordaron que aún quedan un par de vacantes en el conjunto residencial Fontanar del Río, a orillas del Humedal de La Conejera. Y como a Gustavo Petro le lucen muy bien las boínas y las cachuchas, le ofrecieron un contrato temporal de servicios como vigilante de la unidad residencial mientras consigue algo en medio de su apremiante pobreza.

Al cierre de esta edición no se sabe si el exburgomaestre aceptará o no el generoso apoyo de su familia política.

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