Esto concluyó una investigación adelantada por la Fundación Lucía Náder para la Realización Íntima entre las compañeras sexuales de cien conductores que poseen el molesto hábito de accionar el pito inmediatamente el semáforo pasa de amarillo a verde e incluso milésimas antes.
«Se trata de un cuadro crónico de ansiedad que se manifiesta de diferentes maneras, pero por lo general la cama y el volante nunca fallan»; afirmó Nancy Barreto, médica sexóloga directora de la investigación.
«La buena noticia es que hay solución. Desde ejercicios de respiración y meditación hasta gafas que distorsionan la visión del semáforo. También se recomienda, mientras está en rojo, concentrar los pensamientos en otro asunto que nada tenga que ver con la espera», añadió.
La publicación de estos resultados molestó a directivos de la Liga contra la venida, entidad que lucha contra esta disfunción. «Seguramente tienen buenas intenciones, una curiosidad científica que es respetable, pero el llamado es a ser mucho más cuidadosos, en medir bien el alcance y, sobre todo, la afectación que genera poner a disposición del público masivo información tan sensible como esta», afirmó Rubén Corredor, su vocero.
«Por tratar de llamar la atención en estos días en que no hay casi noticias, bien podríamos estar ante un caso de discriminación para el cual la legislación define sanciones. Se abren las puertas para todo tipo de malentendidos: ahora cuando un varón active la bocina por cualquier motivo en un semáforo inmediatamente verá caer sobre él una injusta avalancha de prejuicios. Imagínese si está con una dama que acaba de conocer la tragedia que se le arma», puntualizó.