Ni el sincero afán por dejar atrás una muy precaria situación y encaminarse hacia un futuro más prometedor fue motivo para que un patrullero de la Policía desistiera de imponerle un comparendo ‘por correr en vía pública’ al dragoneante de la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela, Pedro Rivas. Lo anterior ocurrió cuando este, en un instante de distracción de sus superiores, se movilizó raudo hacia el lado colombiano del puente Simón Bolívar.
‘Esperaba un abrazo, un gesto de apoyo, nunca una multa’, se le alcanzó a oír.
Desconcertado, no tuvo más remedio que firmar el comparendo. Pero ahí no terminó el viacrucis: como era previsible, Rivas no contaba con documento de identidad alguno con validez en territorio nacional, razón por la cual recibió un nuevo comparendo, entrando en un círculo vicioso o ‘loop’. Solo la intervención de un delegado de la Defensoría del pueblo logró detenerlo cuando ya había acumulado 14.
‘De verdad lamentamos lo ocurrido y que sea esta la oportunidad para enviar un nuevo llamado a los integrantes de la Fuerza Pública Venezolana para que estén del lado correcto de la historia’, expresó ayer el canciller colombiano Carlos Holmes Trujillo.
Luego añadió:
‘Yo siempre he sido de ver el vaso medio lleno. Pensemos mejor que el guardia venezolano fue inmediatamente acogido por la institucionalidad colombiana. Sí, por la vía de las contrevenciones, es verdad, quizás no es la que hubiésemos querido todos, pero por lo menos recibió atención y, lo más importante, inserción. Tengamos en cuenta que en Venezuela ya ni papel para las comparenderas hay. Eso es un avance y, quisiera destacar, sobre todo un incentivo para que inicie cuanto antes su vida laboral y logre muy pronto ponerse al día en sus obligaciones contraídas: desde las multas que me mencionas hasta el celular y la bicicleta usada que son, para la economía naranja que quiere impulsar el presidente Duque, más importantes que el permiso de permanencia (risas)’.
