Publicado el por en Bogotá, Salud y bienestar.

Ciento cuatro muros de la capital de la república reconocidos por su constante y penetrante hedor amoniacal resultado de ser punto consuetudinario de micción por parte de transeúntes, taxistas, habitantes de la calle y ebrios en general serán incorporados a la red distrital de humedales según un decreto que firmó hoy el alcalde Gustavo Petro de Alcocer.

«No son precisamente humedales, permíteme la corrección sino neohumedales. Esto hace parte de toda una nueva aproximación a la ecología que nos traen los estudios culturales y ambientales postmodernos urbanos los cuales nos invitan a una constante resignificación de los marcos de sentido y de acoplamiento de los croquis urbanos y conceptuales. Es toda una labor de squatting epistemológico para dar con un corpus teórico fluido, cero estático y de ahí, justamente, es que nacen los neohumedales urbanos», afirmó Leonardo Medina, filósofo oficial de la Bogotá Humana.

«Son ecosistemas de una microbiodiversidad apabullante, que debemos aprender a reconocer, valorar y fomentar. Bueno tener en cuenta que los productores hegemónicos de sentido nos han condicionado a únicamente valorar la fauna de gran tamaño y visible al ojo humano. En ellos conviven por lo menos 45 especies de bacterias, 68 familias de microbios, 345 variedades de hongos y 433 presencias de origen mágico-hectoplásmico, dato, este último, aportado por el cuerpo élite de chamanes muiscas que participó en el estudio que sustenta la declaratoria», afirmó, por su parte, Yira Narváez, profesional en biología comprometida de la Secretaría de Ambiente.

Como consecuencia de la determinación, queda terminantemente prohibido el funcionamiento de baños públicos en un perímetro de 40 kilómetros en torno a las paredes en cuestión, de tal forma que se siga fomentando el relajamiento de esfínteres que «es, literalmente, un chorro de vida y energía para estas zonas en peligro por culpa de los oscuros intereses higiénicos de las mafias. Detrás de cada protesta por el olor a, yo no diría orines, que es un término peyorativo, sino a fluido vital amoniacal tras los cuales no dudo que se encuentran las multinacionales de la porcelana, los ambientadores y los flotadores de los inodoros, por no mencionar al cartel del Clorox», según declaró el propio alcalde luego de un «sacudelis» y subida de brageta protocolarios con los que se cerró el acto de presentación oficial del decreto.

Gracias a esta medida, que hace parte de la política de micción distrital participativa e inclusiva,  el área de humedales de Bogotá se quintuplicó de un solo plumazo. «Un logro más de la Bogotá Humana», concluyó Petro.

Comentarios

Comentarios