Voceros del centro de protección animal del distrito denunciaron hoy lo que consideran un caso de»flagrante e inaceptable discriminación sobre seres en situación de animalidad».
Ocurre que más de 150 roedores de gran tamaño rescatados de la calle del Bronx permanecen en los alojamientos de dicha entidad a la espera de personas que quieran adoptarlos como ha ocurrido con caninos y felinos provenientes de este mismo sector.
«Sobre las ratas recae un estigma del que no se libra ni el más fanático de los animalistas, está clarísimo de que incluso para ellos son animales de segunda clase», afirmó un funcionario. «¿O es que alguna vez ha visto una rata legalizada, claro, en la casa de uno de ellos? Nada, esos son todos puros gomelos críahamster».
«Necesitamos que la gente reflexione y transforme su mirada sobre los roedores de gran tamaño mediante una campaña de sensibilización, que ojalá incluya a famosas mostrando a su nueva ratica en las revistas del corazón. Esta debe, además, incluir acciones paralelas como la invitación a dejar de llamar rateros a los ladrones, y ‘ratas’ a los amigos malaclase. Ahí se está cometiendo una injusticia enorme con una población vulnerable. Hay que vencer prejuicios para que la gente se acerque sin prevenciones a las ratas y descubra que son animalitos maravillosos, muy sensibles, que saben escuchar sin juzgar y que pueden desempeñar un papel central en la tarea de convertir a los hogares en nodos de habitación sostenibles», añadió Yurani Beltrán, directora del Centro.
En su defensa, varios reconocidos animalistas, tuiteros, sensibles y, sin embargo, irreverentes, han dicho que estos animales, por su pasado, ya no son aptos para una sana socialización.
Citan el ejemplo de una de ellas que cobraba a los gatos del apartamento una ‘vacuna’ consistente en diez granos de su propio concentrado a cambio de dejarlos acercar al plato.
Por lo pronto, solamente representantes de restaurantes de comida china han diligenciado formularios de presolicitud de adopción.