Un obstáculo inesperado surgió para la iniciativa del presidente de Estados Unidos Donald Trump de ampliar en 15.000 el número de agentes migratorios: la dificultad para que ciudadanos de este país respondan a las distintas convocatorias que se han abierto. Todo apunta a que se trata de una tarea que, como tantas otras, no están dispuestos a desempeñar más.
«Por fortuna tenemos para eso a los latinos. Y aquí es donde nos fijamos no en cualquier latino, sino en los colombianos con experiencia en vigilancia privada», explica Jamie McForeit, del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas.
«Ellos tienen herramientas suficientes y un talento que no vas a encontrar en ningún otro lugar del mundo para lo del ejercicio arbitrario de pequeñas dosis de poder, que es justo lo que América necesita en este momento».
«La intransigencia de un celador colombiano no se compara ni con la de un toreado dictador africano, ellos, si sabes cómo llevarlos ,a la larga ceden. Un celador colombiano jamás. Sabemos que la leve alteración que hoy se registra de los polos de la tierra tiene su origen en un rarísimo caso de uno de estos personajes que hace cinco años cambió de opinión sobre una determinación previamente tomada», concluye McForeit.
Gracias a esta medida anti-inmigración, se espera que la migración de colombianos a Estados Unidos crezca un 34% en 2017. La medida tiene preocupados a administradores de conjuntos y edificios, así como a jefes de seguridad de empresas que ya están viendo como los más calificados exponentes del oficio empiezan a hacer maletas dejando de reemplazo «personal con preocupante disposición a entra en razonamientos e incluso intercambios de argumentos con los visitantes, sobre todo aquellos que no portan documento con foto diferente a la cédula, por no mencionar a esos ineptos que dejan entrar y parquear bicicletas», según queja expresada por un redomado administrador.