Un efecto inesperado tuvo la información sin verificar que circuló la semana pasada según la cual el gobierno español estaría dispuesto a concederle la nacionalidad de ese país a portadores de una larga lista de apellidos en la que figuraban la mayoría de los más comunes en los países iberoamericanos.
Como la noticia a la hora de mencionar los requisitos solo hablaba del apellido y de ser judío sefardí, algunos inescrupulosos al parecer ligados a instituciones hospitalarias de dudosa reputación hicieron correr el rumor de que en el momento de la entrega del pasaporte tendría lugar una verificación genital para constatar que el aspirante era, como cualquier perteneciente a la religión hebrea, circuncidado.
La versión tomó vuelo tan rápido como el rumor original de tal forma que en varias ciudades del continente fue posible apreciar largas filas en centros hospitalarios de varones dispuestos a pasar por el difícil trance con tal de asegurarse un mejor futuro para ellos y los suyos. Desde luego, como siempre ocurre en estos casos, no faltaron los que vieron en esta histeria colectiva una oportunidad de negocio y comenzaron a ofrecer el servicio en improvisados locales callejeros y valiéndose de herramientas claramente no avaladas por la OMS como abrelatas o pelacables además de utilizar licor, mazazos e incluso videos de partidos de la primera división colombiana para sedar a los ansiosos pacientes.
Una vez estuvo claro que la información no tenía origen confiable, las filas se dispersaron, para alivio de los que no habían sido atendidos e infinita ira de los que habían madrugado.
El hecho pone de relieve una vez más la importancia de verificar la información que circula en Internet dado el alto riesgo al que están expuestos hoy los medios de reproducir noticias falsas y generar graves afectaciones en la comunidad.
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