En un hecho sin precedentes, el papa Francisco se refirió a la necesidad de reformar uno de los pilares fundamentales de la moral cristiana: la clasificación de los siete pecados capitales.
En particular se refirió a la pereza, que según el Santo Padre, no merece ser llamado un pecado, pues «Gracias a la pereza se ha logrado el avance tecnológico que podemos disfrutar en la actualidad. Cada invento que facilita la vida del ser humano tiene origen en la pereza».
Según la iglesia católica, los pecados capitales son aquellos que provocan otros pecados el perseguir su disfrute, por lo que el papa aseguró: «…la pereza no ha traído más que progreso. Es, no solo inofensiva, sino beneficiosa.», añadió el Sumo Pontífice, en una declaración que fue ovacionada fervorosamente por sus seguidores.
El pedido del pontífice argentino fue divulgado ayer domingo por el Vaticano a través de su primer mensaje con ocasión de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. En el mismo mensaje hizo una fuerte defensa del Internet como herramienta de unión y comunicación.
El Papa Francisco no ha dejado de sorprender con sus declaraciones desde que fue elegido como Sumo Pontífice de la iglesia católica, en marzo de 2013, y ha logrado refrescar una institución que se venía percibiendo como anticuada y lejana.
Según el prelado Antonio Margarette, presidente del Consejo Pontificio para la Renovación, se trata de un mensaje «profundamente franciscano», que defiende ante todo «un nuevo disfrute de la vida». «El Santo Padre envía una señal al mundo que nos aleja de la culpa y nos invita a la lentitud y a la reflexión», complementó Margarette.
Las siestas del Papa Francisco son bien conocidas entre sus ayudantes más íntimos. Un funcionario cercano al Santo Padre, que no quiso identificarse, reveló que Francisco acostumbra tomarse un descanso reparador de al menos una hora y media, después del almuerzo, y recomienda a todos hacer lo mismo.
La declaración del Papa no implica, por ahora, la exclusión de otros vicios de la lista de Pecados Capitales. Vale la pena recordar que hasta el siglo VI los pecados capitales eran ocho y no siete, ya que el papa romano san Gregorio Magno eliminó de la lista el pecado de la tristeza.
Debe estar conectado para enviar un comentario.