El restituido Alcalde de Mayor Bogotá, Gustavo Petro, decidió instaurar una nueva demanda contra el Estado y el Procurador ante la CIDH, donde, por cierto, nos informan que ya tejió una sólida amistad con la encargada de la oficina de correspondencia, que ya se lo trata de «Gus», guiño a lo cual este suele responder regalándole un chocorramito.
El motivo no es otro que el reconocimiento de los 22 días hábiles que el burgomaestre tuvo que pasar sin sueldo luego de que el Presidente, Juan Manuel Santos, firmara el decreto que lo destituía por cuenta de la sanción impuesta por el ente disciplinario por la manera como manejó el cambio en el modelo de recolección de basuras en la ciudad. Según su abogado, tendría pleno derecho a recibir la remuneración correspondiente más una indemnización con intereses.
“El alcalde anda corto de billete y tiene acumulados los recibos del gas y de la luz, también el del celular y la pensión del colegio de los hijos. La destitución fue completamente injusta, pero más injusto es que le corten los servicios a causa de esto, con decirle que ha tenido que pasar vergüenzas porque su nombre está en la lista de deudores morosos pegada en el ascensor del edificio y tratándose de una figura pública, pues peor».
“En la olla”, “paila” y «en los rines» podrían ser los términos con los que identificamos al alcalde según la situación que nos describe su apoderado. “El saldo que tenia en la tarjeta del SITP ya se le venció y andan cocinando con cocinol esta semana porque se les acabo el gas. Estos son apuros que no debería pasar una persona que fue injustamente removida de su cargo”.
Al parecer, aunque esto último ha sido manejado con total sigilo, estaría al borde de ingresar a Datacrédito. Tal tragedia representaría un daño «cien veces mayor» que la peor de las sanciones de la Procuraduría, la Contraloría y la Superintendencia juntas y obligaría a que la acción jurídica llegara ante la Corte Internacional de Justicia, ente que podría ser el único capaz, aunque sin ninguna certeza, de librarlo de ese estigma.
Entre tanto, ha trascendido que el Gobierno negociaría con el alcalde un “Miti-Miti” para pagar las culebras que lo acechan y esperan que Ordóñez también ponga para la vaca.
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