La alcaldía local de Teusaquillo lanzará mañana una campaña para que la gente no le de más limosna a jóvenes en situación de hipsteridad basada en una que llevó a cabo con éxito la ciudad de Nueva York hace dos años denominada «Don’t feed the hipster». Acá llevará el nombre de «p’al barbudo, ni un estornudo». Esto ante las cada vez más frecuentes protestas de personas en situación de calle que aseguran ser víctimas de competencia desleal por parte de este grupo poblacional.
«El gomelo no distingue. Es bien bruto. Entonces ve a uno de esos barbudos, con ropa vieja y rota, perro canchoso, tatuado y quetales y toma, le va botando su liga y uno que sí la necesita pues jodido. Y eso sí, son bien aviones, porque se hacen los pendejos y eso que la mayoría son también regomez», asegura Nelson Ortíz representante de dicha población.
«Las personas en situación de calle tienen razón. El fenómeno viene en aumento y preocupa, sobre todo porque los más jóvenes, las fuerzas básicas de la hipsteridad, ya se están malacostumbrando al punto que están incluso aceptando billetes nuevos, no como los más viejos que solo reciben usados. El caso es que es un abuso. ¿Ha ido a una panadería artesanal? Por un te verde o un cruasán con almendras regadas mientras se lee a Murakami cobran hasta 20.000 pesos, ellos pueden verse muy zarrapatrosos, pero la mayoría son declarantes y tienen tarjeta diamond de life miles porque cada nada van a Nueva York a recargarse», afirmó el responsable de la iniciativa, Antonio Parra, subdirector (e) para nuevos conflictos sociales interpoblacionales de la Alcaldía de Teusaquillo.
Parra, por último, explicó que se llevarán a cabo talleres y jornadas de sensibilización entre la población mainstream. En ellos se les enseñará a distinguir entre un hipster y un indigente, «si le pide para un pan, sin gluten, absténgase». Así mismo, se le pedirá a todos los jóvenes hipsters que el dinero que, entre tanto, reciban, lo donen a una fundación que lucha contra la chabacanería.