El tradicional pesebre de la Plaza de San Pedro, donado por la Fundación “Verona per l´Arena”, y cuyos planos fueron aprobados por el Papa Francisco en persona, ha causado controversia desde ya entre los que han conocido el montaje, a pesar de que el encendido de la iluminación ocurrirá el 19 de diciembre.
La razón es la presencia de un tiranosaurio Rex animatrónico, que acompaña las figuras de la Santísima Vírgen, San José y los Reyes Magos.
En 2012 se debatió ampliamente si se debía incluir al burro y al buey, tras la publicación del libro “La Infancia de Jesús”, del entonces Papa Benedicto XVI, en el que asegura que el Evangelio no hace mención alguna de animales en el pesebre. La presencia de un dinosaurio animado en el de este año promete una polémica mucho mayor.
El diseñador del pesebre, Arquitecto Paolo Sabbatellia, declaró que la propuesta de incluir al tiranosaurio provino del mismísimo Papa Francisco. “Cuando le presentamos la maqueta, su Santidad la miró con detenimiento. Se quedó en silencio unos minutos y se le iluminó el rostro. Como si tuviera una iluminación me dijo: “Metéle más dinosaurios”, y eso fue lo que hicimos. Su Santidad está muy complacido con el resultado”.
Romina Pereyra, una de las amigas de infancia del Santo Padre, recordó que en Argentina es muy común adornar el pesebre con figuras ajenas a la época del nacimiento de Jesús. “En casa siempre agregábamos figuritas y juguetes. Es típico de Marito, no hay que tomárselo todo tan seriamente”, dijo refiriéndose al nombre de pila del Papa, Jorge Mario Bergoglio.
Sin embargo, no todos se han tomado con humor el simbolismo de esta figura. Miembros más conservadores de la Iglesia consideran una ofensa al Antiguo Testamento, pues el paso de los dinosaurios por la tierra contradice el Génesis.
Lo que es seguro es que, aunque los tiranosaurios se hayan extinguido, la polémica en el Vaticano está más viva que nunca.
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