La policía metropolitana de Bogotá detuvo hoy a Aurelio Zambrano Mosquera por estar vendiendo abonos para ver la temporada de enfrentamientos entre ESMAD y Anti Taurinos que dio inicio este fin de semana tras la reapertura de la plaza de toros de la Santa María.
«Esto es un ataque a las buenas costumbres», afirma José Rodrigo De Valdenebro, abogado del capturado. «Todo el mundo sabe que los enfrentamientos entre el ESMAD y los mamertos que defienden a los animales, los abortos, las groserías, el tofu y la marihuana son una tradición centenaria que heredamos desde los tiempos del pacificador Pablo Morillo. El arresto de mi cliente no solo es anticonstitucional sino una muestra de ese castrochavismo subrepticio que poco a poco se está tomando a Colombia».
El empresario Zambrano Mosquera, a quien le fueron incautados 500 millones de pesos, una boina española y una pata de jamón, estaría alquilando balcones del sector usando la plataforma AirBnB, que luego subarrendaba por precios muy elevados a los fanáticos de la «Fiesta emputada», nombre que se le da a las protestas entre los conocedores del deporte.
«Esto es terriblemente inconveniente» dice Enriqueta Gonzalez, fanática del deporte de clases. «Yo ya había pagado los 10 millones que cuesta la temporada para ver las justas desde un balcón en las torres del Parque. Mis amigas y yo estabamos muy emocionadas porque íbamos a poder ver a virtuosos de los antidisturbios como Jefferson «Bolillo» Sánchez, Mauro «El Tortuninja» Quintero y Felipito «el abusador». Estábamos dichosas por ver aparecer la tanqueta en el ruedo y obviamente esperábamos ver por lo menos dos cortadas de mochila», afirma mientras se abanica con el nuevo código de policía.
Por su parte, los abogados de Zambrano Mosquera ya interpusieron una tutela para que, no solo se le respete el derecho al trabajo a su cliente, sino que se honre el derecho al libre desarrollo de la personalidad de todos los Colombianos. Y son optimistas en que la corte reconozca que lo único que ellos piden es un momento de sano esparcimiento donde puedan sentarse en paz, a ver como un agente de la ley agarra bolillazos a un joven estudiante de humanidades.