Luego de varios días de discusión sobre esta nueva arma adquirida por la Policía, finalmente se pone punto final a la controversia. Tras estudiar diversos escenarios, la plana mayor de esta institución decidió que donde mejor uso se les dará -y sin riesgo de excesos- será en Capitolio, en manos de la Policía del Congreso.
Sin querer dar nombres propios, un vocero de esta institución aseguró que desde el mismo día de las elecciones legislativas en marzo, existía la preocupación sobre posibles alteraciones del orden público, sobre todo en la plenaria del Senado, «dado lo crispado de los ánimos del debate político y el talante beligerante de algunos de los nuevos integrantes de la cámara alta», afirmó en tono muy diplomático.
«Nos caen como anillo al dedo, nos sacan de tremendo apuro. Acá estábamos que pensábamos cómo hacer en el primer agarrón, habíamos contemplado desde macancanes de una empresa de logística hasta organizar turnos de grupos de secretarias para que fueran a las sesiones y plenarias y de haber camorra gritara ‘no peleeeen’ y rompieran en llanto como para conmoverlos, el ‘taser’ es ideal, no hace ruido, los paraliza y las sesiones pueden avanzar para que no se estanque la agenda», aseguró una fuente del ala administrativa del Congreso.
Así pues, esta arma que fue adquirida para poner en cintura a energúmenos cargados de tigre que con frecuencia reaccionan de manera irascible ante cualquier provocación, terminará siendo utilizada para el mismo fin pero ya no en las calles, bares o estadios, sino en el recinto más importante de la democracia colombiana.
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