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El robo de bastones de invidentes se ha disparado desde la aparición del palo de selfies.

El crimen en las ciudades colombianas ha sobrepasado cualquier límite de lo imaginable. La semana pasada la Policía recibió masivas denuncias de invidentes a los que se les habían robado sus bastones, esto para modificarlos y venderlos después como los famosos palos de selfies o «Selfie stick«.

El palo de selfie es un bastón al que se le instala una cámara en un extremo permitiéndole al usuario tomarse una auto-foto. Este tipo de adminículos han tenido tanto éxito que las materias primas para su fabricación como el aluminio y la fibra de carbono han empezado a escasear en todo el mundo, y es ahí donde los delincuentes vieron su agosto y comenzaron a despojar a los invidentes de sus bastones -cuya materia prima es justamente una aleación de ambos materiales-, para adaptarlos y vendérselos a los amantes de las autofotos.

Según ha podido establecer el grupo antiatracos de la Dijin, el modus operandi de los maleantes consiste en ofrecerle una salchicha al perro lazarillo para distraerlo, muchas veces con un sedante para garantizar la neutralización total del fiel compañero. Luego, toman el lugar del canino y, gateando, conducen a la víctima hacia un lugar oscuro donde aprovechan para despojarla de su bastón. Antes toman la precaución de rocear su humanidad con un espray que les permite adquirir el necesario aroma al individuo en situación de caninidad para evitar ser descubiertos.

Las autoridades recomiendan a los perros lazarillos no recibir salchichas o croquetas de ningún desconocido y a los ciudadanos solamente comprar estos accesorios en lugares reconocidos y autorizados para así no ser cómplices de este infame delito.

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