El presidente, Juan Manuel Santos, entró a terciar, y con claras intenciones de bajarle el tono, en la polémica que generó la pieza publicitaria de la firma Adidas en la que aparece escrito «Columbia» en lugar de «Colombia».
«Es una tormenta en un vaso de agua. Mientras las empresas de afuera decidan confiar en el país e invertir acá sus capitales, lo de menos es cómo quieran llamarnos», declaró. Dicho esto anunció la expedición de un decreto mediante el cual «se le otorga a todo extranjero con inversiones en el país inmunidad ortográfica en lo relativo a la escritura del nombre de esta república».
«Así como a caballo regalado no se le mira el diente yo diría que a la confianza inversionista no se le puede mirar la ortografía», bromeó enseguida. «Eso sí, los que vienen acá de vagos, a llevarse nuestras solteras, a armar incendios en el Tayrona, a pasar temporadas de siete días siete noches todo incluido en las ollas, con ellos sí seremos implacables. He dado órdenes al general Nieto para que conforme un bloque de búsqueda ortográfico. Estos policías llevarán libreta y bolígrafo para dictados sorpresa en, por ejemplo, bares de La Candelaria y los baños de la Catedral de Sal de Zipaquirá. Al que escriba Columbia, lo deportamos inmediatamente y en un vuelo de Viva Colombia para que no le queden ganas de volver».
El presidente fue enfático en los riesgos que, entre otras, para el anhelo de ingresar al selecto club de países caracterizados por sus buenas prácticas en la gestión pública -la Ocde- representa el que los foráneos acaudalados sientan temor por un posible matoneo en redes sociales en caso de que escriban mal el nombre del país.
El mandatario recordó los innumerables casos en que ciudadanos de nuestro país han dicho que viajarán a Australia cuando en realidad se dirigen a Austria, «y nadie en Austria se ha indignado, ni se ha rasgado las vestiduras ni mucho menos sus tuiteras lindas e influyentes han llorado en posición fetal debajo de sus camas con transmisión vía Periscope. O qué me dicen del 64.3% colombianos que se refiere a Turkmenistán como Turmekistán, y que yo sepa por allá la vida sigue, les resbala el tema. Que sean, pues, un ejemplo».
«Así como Oscar Wilde decía que hablen bien o mal de mí pero que hablen, yo les digo: que se refieran a Colombia con buena o mala ortografía, que la escriban Columbia, Colonvia o Kolonvia zolo kopaz, pero que existamos ante la élite mundial», concluyó.