Elber Torres Torres, de 23 años, trabaja como taxista hace cinco en las calles de Bogotá y es (con orgullo, dice él) uno de los diez taxistas con más multas de tránsito en la ciudad.
Sin embargo, Elber reconoce tener un lado sensible. Este año, para conmemorar el día de la madre, dejará su carro parqueado, no con el fin de sacarla a almorzar, sino para que, al menos por un día, no se la recuerden en medio de las palabrotas que recibe a diario por su imprudencia y su pésima atención al usuario.
Su madre, Elvia Torres, agradece el amoroso gesto de su hijo: «Cada vez que alguien le mienta la madre a mi Elbercito, se me ponen rojas esas orejas… El sábado pasado terminé con fiebre de 40, figúrese. Claro que él también tiene su jetica…», comenta, entre risas, doña Elvia. «La gente dice que todos los taxistas son unos malp…, pero para una el hijo siempre es un angelito, qué le vamos a hacer».
Elber invitó a otros miembros del gremio a parar por un día, como homenaje a sus mamás, pero no tuvo ningún respaldo. «Antes me la nombraron el triple, peor que los pasajeros cuando no los quiero llevar», dijo Torres, con desilusión.