Una consecuencia afortunada dejó el evento sísmico de 6.6 grados en la escala de Richter que, con epicentro en la Mesa de los santos, Santander, se sintió ayer en buena parte del territorio nacional. Ocurrió en la Ciudad Universitaria de Bogotá, donde el emblemático edificio de enfermería milagrosamente se “enderezó” gracias al temblor.
Luego de varios reportes de funcionarios y estudiantes, personal de la facultad de ingeniería y de la vicerrectoría general visitaron hoy a primera hora la edificación y constataron la desaparición de los preocupantes desniveles que se observaban en todos sus pisos.
“Yo me di cuenta ayer como a las cinco, como esto está tan torcido cada vez que aquí la brujis, mi compañera, me va a pasar algo simplemente lo deja rodar, bien sea una azeta, un delineador, un splash de frutas o un toner. Lo pone en el suelo y ahí mismo rueda hasta acá. Pero ayer después del sacudón ya no. No bajaba. Al principio nos asustamos, pero luego nos dimos cuenta de que ya no había pendiente”, asegura “Martica”, como pidió ser identificada la funcionaria que labora en el cuarto piso.
“Nosotros nos la pillamos porque acá en el corredor siempre jugamos una especie de banquitas con una pelotica de fuchi y tocaba siempre cambiar de lado porque o sino un equipo tendría ventaja por lo de la inclinación. Pero nada, ayer después de la recocha de la evacuación arrancamos a jugar y al cambiar no sentimos nada, como si hubieran aplanado, muy raro, a lo bien”, declaró, por su parte, un estudiante.
Mientras Yira Guevara, representante estudiantil interpretó lo ocurrido como el milagro que hace falta para comenzar la causa para la beatificación de Camilo Torres, la rectoría emitió un comunicado aceptando el hecho pero advirtiendo que lo fortuito y afortunado del mismo no debe ser razón para que el Congreso apruebe una ley –como ya se rumora- en la que la renovación y reforzarmiento del resto de la planta física quede amarrada a la actividad sísmica nacional.
Debe estar conectado para enviar un comentario.