La entrega de la casa número 100.000 del programa de vivienda gratis de la Vicepresidencia estuvo marcada por un incidente que no pasó inadvertido por los beneficiarios: la visita de los inefables testigos de Jehová.
«El señor Vicepresidente muy cordialmente me entregó las llaves de la casa, se tomó la foto conmigo, dio un discurso, se tomó otra foto con mis hijos, atendió la prensa, se tomó otra foto con mi perro, hizo un video promocional, posó para un comercial, se tomó una selfi con mi lora Camila, tuiteó, publicó en facebook e instagram, se tomó otra foto para el tumblr y habló para una emisora regional, otra comunitaria y la de la policía sobre la entrega de mi casa hasta que finalmente se fue. Cuando entré a mi casa y cerré la puerta, a los treinta segundos timbraron y eran los testigos de Jehová», comentó Araminta López, beneficiaria de la casa número 100.000, quien la habitará junto con sus tres hijos, una lora y su perro «Belisario».
La visita de los predicadores despertó inmediatamente la inquietud de los vecinos que amenazaron con echarles agua fría. Sin embargo, Araminta los calmó y recibió amablemente.
«Yo entiendo que los vecinos estén cansados de recibir visitas de esta congregación todo el tiempo, pero al menos los testigos de Jehová no se toman tanta foto ni hacen tanto show con nuestra casa. Nada mas timbran, dejan sus folletos, nos hablan de las maravillas del reino de Dios y se van. La verdad prefiero la visita de ellos que del Vicepresidente. Es que ni siquiera nos dicen por quien toca votar las próximas elecciones si no queremos que nos desalojen», sentenció entre risas.