Así lo reveló el afamado director hoy desde Los Ángeles. En declaraciones al portal TMZ dijo haber visto en dicha escena, relatada por la periodista Vicky Dávila en entrevista a la revista Semana, «un potencial gangsteril con el que no me había topado desde que terminamos el rodaje de la tercera parte de la saga del Padrino».
«Yo sabía que en algún momento de mi trayectoria Colombia se iba a cruzar en mi camino. Bueno, pues creo que ese momento es ahora. Estoy tratando de contactar a los protagonistas para que me cuenten más detalles, solo me falta hablar con esa mujer a la que le dicen María Lorena, debo averiguar su verdadero nombre», añadió.
«Hoy miro esa famosa escena del Padrino en la que decidí poner la cabeza de un caballo decapitado en una cama, la comparo con la sutileza del envío de las almendras presidenciales y me siento como un amateur. Qué sutileza, qué dominio de la matonería, qué expertos en la censura, las presiones…, ahí hay una historia que pide a gritos ser escrita».
Cuenta el director que fue tal el entusiasmo que hoy mismo un contacto suyo en Colombia comenzó con la búsqueda de locaciones. Al parecer, esta persona, en una tiendita del barrio Teusaquillo, se encontró en una vitrina, entre papas rellenas y frascos de advil, una caja de almendras de marca ítalo que le envío a Coppola vía whatsapp. «Esa fue la señal innegable de la conexión entre los mafiosos ítalo-americanos de Nueva York y los matones ítalo-colombianos de Bogotá» aseguró el director.
El seis veces ganador del Oscar añadió: «Es una verdadera lástima ya no contar con Mario (Puzo, fallecido en 1999), pero me entusiasma contactar a talentos expertos en mafia colombiana con los que eventualmente podría trabajar como Fernando Vallejo o Gustavo Bolivia (Bolívar) que ya me hizo el pitch de una escena en la que un agente de policía, antes de ser asesinado, recibe por correo un huevo Kinder Sorpresa».