Publicado el por en Coronavirus, Judicial.

Con el apoyo de la totalidad de los gobernadores y alcaldes, el gobierno nacional decidió implementar el toque de queda en todo el país de manera indefinida “o hasta que dejen de estar vigentes el pico y placa y el impuesto del cuatro por mil”.

La caída en todo tipo de delitos y conductas que atentan contra la moral pública y las buenas costumbres resultado de las restricciones temporales de movilidad en la noche decretadas por algunos alcaldes para hacerle frente a la pandemia de Covid19 motivaron la decisión.

“Teníamos la opción de invertir en más pie de fuerza, en mejor y más educación así como en proyectos que le dieran opciones de trabajo digno a los jóvenes y así evitar que cayeran en el bajo mundo del delito. También en cámaras y patrullas, pero pusimos de un lado de la balanza este costo y del otro lo que nos vale el toque de queda permanente y pues, definitivamente, es mucho más económica la segunda opción”, aseguró una fuente a la que tuvo acceso Actualidad Panamericana y que accedió a explicar todos los detalles de una medida que desde ya promete polémica.

Plantea que así, de paso, se evitan los espacios de socialización con fines no productivos que siempre terminan en “conversaciones malsanas en las que se denigra de la obra de los gobiernos creando un clima hostil para cada mandatario que además impide que florezca, perdure y peleche la felicidad general. La historia nos ha demostrado que es en las salidas nocturnas donde los jóvenes adquieren ideas raras que luego hacen metástasis en forma de patanería en el hogar y pensamiento autónomo”.

En consecuencia, plantea, es de esta manera como se crean condiciones para que la ciudadanía esté más feliz con las gestiones de quienes ejercen el poder. “Mira: es un círculo virtuoso: cero delitos más cero espacios para que rajen de los gobernantes es igual a plena imagen positiva. Definitivamente, una fórmula win-win megawin y no winsports, porque tendríamos que pagar y lo pagará su madre (risas)”.

Con base en lo anterior, un parágrafo establece que a los hogares que vean afectados sus ingresos por la medida, el alcalde o la alcaldesa local deberá compartirles a manera de indemnización ‘una cantidad significativa a convenir de los likes que haya cosechado ese día en redes por sus éxitos en materia de seguridad, orden y convivencia sana’.

“Es que en serio no tiene sentido gastarle plata a más jueces, más fiscales, más hogares de paso del ICBF, más comisarías de familia, etc. etc si ahí a la mano tienes esta opción de que la gente no salga. Y lo que pasa en casa, pues se queda en casa. Los trapos sucios allí se lavan. De verdad, tantos años oyendo de nuestros abuelos eso de que la tentación hace al ladrón e increíble que no nos diéramos cuenta de que ese refrán era en realidad un mensaje cifrado, seguramente de mi Dios o incluso de la Virgen de Chiquinquirá, que nos decía clarito qué era lo que había que hacer, alejar la tentación, para pacificar el país y proyectarlo a un futuro de bien”.

En la exposición de motivos del decreto, el Gobierno deja claro que la medida va más allá de la seguridad. Plantea que se busca enfrentar también el embarazo adolescente -”pues ahora por snapchat pueden hacer sus porquerías sin riesgo de embarazo”- y el desgaste innecesario en la infraestructura pública: desde asfalto hasta bancas de parques en las “que se otrora se sentaban jóvenes a alicorarse sin objeto productivo claramente delineado”.

“La vida es un don muy valioso que hay que cuidarlo. Salir a la calle a gastarlo, de verdad, permíteme hablar como mi hija, no aguanta”.

En una segunda fase, según pudo establecer este medio, se tiene previsto extender la prohibición a la jornada completa. “Ahí, por ejemplo, tendríamos un impacto inmediato y contundente en movilidad y en todo el tema ambiental, que es lo que piden los jóvenes centellas (sic). Estaríamos cumpliendo con las metas a las que nos comprometimos en el acuerdo de París diez años antes y sin gastar un centavo”.

“Sí, tenemos el virus del Covid, pero también está el de la inseguridad, el de los trancones, el de la accidentalidad vial, el de las baldosas de los andenes que salpican y, más grave aún, el de andar cuestionando todo que a la larga deriva en el cáncer que es tener ciudadanos y ciudadanas sin miedo. Y eso, definitivamente, es lo que no queremos”.

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