Una nueva batalla de la guerra comercial contra el mundo que libra Donald Trump asoma en el horizonte. Esta mañana el magnate anunció desde su cuenta de Twitter que el siguiente producto importado sobre el que recaerán aranceles será nada menos que la cocaína.
«Es hora de que América plante sus propios árboles de cocaína. No más dinero de la cocaína para países de mierda. Arancel del 40% viene pronto. Haciendo a América grande de nuevo taz taz taz (onomatopeya de tiros al aire a la usanza de narcotraficantes)», dice el mensaje.
Las palabras del mandatario inmediatamente tuvieron impacto en el mercado. La ansiedad entre ejecutivos de Wall Street por un posible aumento fue calmada con rayas adicionales lo que a su vez generó un inesperado aumento en la demanda con su respectivo aumento en la cotización del alcaloide en los centros de comercio del mismo en la «Gran manzana».
Más allá de este hecho coyuntural, la reacción entre los empresarios dedicados a este negocio fue de marcada indignación: «no puede ser que quien ha sido tu aliado, tu parcero, de repente te caliente el parche de esa forma», declaró alias «Zidane», líder de comunicaciones estratégicas del Clan del Golfo.
Una decisión de este talante representaría un duro golpe a uno de los principales renglones de la economía de varios países latinoamericanos los cuales se verían en la obligación de acelerar el ritmo de deterioro de sus sociedades para alcanzar el que actualmente presenta Estados Unidos y así disparar la demanda interna para suplir de esta forma la del país del Norte. En el corto plazo se prevé una disparada del dólar así como el misterioso y súbito cierre de todo tipo de céntricos locales comerciales dedicados a la venta a precios irrisorios de mercancía china y la inminente quiebra de una cantidad considerable de equipos de fútbol profesional.
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