Con motivo de las celebraciones del día de la mujer, un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina y Bioética de la Universidad de la Sabana acaba de publicar un estudio en donde ratifican que el feminismo es una enfermedad contagiosa. Al parecer, la cepa FMN-070 es un virus de fácil incubación que ataca tanto a hombres como a mujeres y por esta razón han enviado una circular al Ministerio de Salud para que se prevenga una posible pandemia.
Según José de Balaguer, cabeza visible de este grupo de investigación: “Las recomendaciones para prevenir que haya una emergencia sanitaria van desde acciones muy chiquitas y delicadas como las manos de una mujer hasta medidas extremas y fuertes como el brazo musculoso y viril de un hombre. Este virus está suelto por el mundo y ya hay daños irremediables como, por ejemplo, que las señoritas adquieran independencia económica y una carrera profesional sin considerar que sus maridos necesitan alguien que les caliente la comida y que esté atento a sus necesidades 24 horas. Nosotros hemos hecho una campaña fuerte de la mano de las agencias de publicidad encargadas de productos de aseo para que constantemente estén recordándole a las mujeres que ellas son gerentes del hogar. Si no se ataca este virus rápidamente, las mujeres pueden adquirir ambiciones personales o, en el peor de los casos, un préstamo de libre inversión para financiarse unas vacaciones solitas o un apartamento de solteras”. En palabras transcritas originalmente del paper: “Dios no lo quiera”.
Algunas de las recomendaciones encontradas en el documento piden encarecidamente que las mujeres se abstengan de leer a columnistas nacionales como Martha Ruíz, Florence Thomas, Yolanda Reyes, Carolina Sanín, Catalina Ruiz-Navarro; solo usar ropa con el fin de provocar al hombre y servir como útero cómodo para que él fecunde; buscar una carrera universitaria únicamente con el propósito de casarse bien; dudar de las capacidades cognitivas de cualquier fémina e insinuar que ha logrado lo que ha logrado gracias a la fornicación; persignarse en repetidas ocasiones al pensar que las relaciones sexuales son actos consensuados; no usar pantalones, no montar a caballo ni jugar fútbol.
Los investigadores han descubierto que la manera más efectiva de evitar el contagio es negar públicamente cualquier filiación con el feminismo. Para Balaguer: “Cada vez que una delicada señorita dice en voz alta que no es feminista y que bajo ninguna circunstancia quiere serlo, un angelito en el cielo cambia de alas. Acá en el laboratorio central de la Universidad tenemos un acelerador de partículas y de plegarias en donde podemos corroborar por medio de rigurosas mediciones si un angelito está sonriente o si está triste y esto nos ha ayudado en el conteo de angelitos dichosos porque alguna está cumpliendo con los deberes de una buena esposa complaciente”.
El paper ha demostrado de manera concluyente que esta agresiva cepa del virus puede atacar también a hombres, especialmente a aquellos que se preocupan por los derechos reproductivos de su pareja y conciben que el cuerpo de la mujer le pertenece solamente a ella. Por esto, los investigadores hacen un llamado para que por favor continúen lanzando piropos inofensivos en las calles para reafirmar su belleza. “Hemos encontrado que aquellas mujeres que se sienten acosadas cuando un desconocido les manda besos o les mira los senos son más propensas a adquirir el virus”.
La Universidad ha habilitado una línea de emergencia. En palabras de Balaguer: “Si en su lugar de trabajo o en su casa usted felicita a la dama en su día y tal vez le da una rosa o una poesía y la dama lo que hace es ponerse a la defensiva y explicarle que ese día no celebra la delicadeza y dulzura de las mujeres, sino que celebra todas aquellas que han luchado por la igualdad de sus derechos, le pedimos que nos contacte para ponerla en cuarentena”.
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