Publicado el por en Entretenimiento, Farándula.

La conmoción y el desconcierto se apoderaron de la familia Norris-Wollerstein tras el descuido de su patriarca, Chuck, que enteró a sus hijos y nietos de la ruina en que quedaron como familia tras su reciente viaje a Cartagena, Colombia. En esta ciudad, como es bien conocido, participó en el rodaje de piezas publicitarias para Poker, reconocida marca de cerveza.

Tras verse descubierto, Norris no tuvo más remedio que citar en el acto a una reunión familiar con los 54 miembros del clan. Estos, que llegaron en cuestión de 20 minutos falsamente ilusionados con la perspectiva de una esperada repartición anticipada de bienes, escucharon entre perplejos e irritados sus explicaciones.

“Ustedes saben que vivo y me desvivo por ustedes, y que toda la vida he hecho hasta lo imposible -literal- para que todos tengan una vida tranquila sin que tengan que preocuparse por culebras”, comenzó.

“Pero entiendan, era Cartagena. Cartagening”.

Y es que según explicó, recibos y facturas en mano, el nivel de gastos de Norris se salió de cualquier presupuesto, por exagerado que este fuera. “Tinticos a 12.000, un Uber de Bocagrande al Santa Clara en 60.000, juguito de ‘corosou’ a 15.000, un masaje en la playa a 120.000, jugo de mandarina en restaurante fino a 50.000, combo afrodisiaco con jugo de ‘borojóu’, ceviche y gruesa de preservativos 90.000, y va sumando”.

La desolación en la reunión solo se vio interrumpida con algunas risas cuando Chuck relató cómo dos palenqueras le cobraron 80.000 por una foto ¡que ellas mismas le pidieron!; luego hubo algunas carcajadas cuando relató el duelo que libró con un caballo para establecer cuál de los dos aguantaba jalar el carruaje por más cuadras… “Yo gané, por supuesto, pero igual el ‘verraco cocherou’ me sacó 300 barras”.

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