La reconocida universidad de Iowa llevó a cifras y le dio bases científicas al gran temor de nuestros días. Un estudio de dicho centro académico reveló que 94% de los usuarios del servicio de mensajería instantánea Whastapp albergan -y los carcome, que es peor- el temor de que sus amigos han conformado un grupo en el que no los han incluido.
«Es algo más que anecdótico, porque este miedo destruye la confianza en las relaciones, lo cual impacta negativamente el capital social y, a la postre, se ve reflejado en la competitividad de un país», afirma William Bidón, sociólogo con especialización en redes sociales transpersonales y director del equipo de investigadores.
Bidón se refirió también a cómo esta situación afecta los sistemas de salud de los países. «Un malestar emocional de estos tarde o temprano somatiza. Vivir temiendo que tus amigos son hipócritas, sin la tranquilidad de confiar en ellos produce disfunciones orgánicas que a la larga se traducen en cuadros de asma, diabetes e hipertensión y eso le cuesta millones anualmente a los sistemas de salud».
Gran parte de los testimonios recolectados coinciden. «Yo tengo un grupo con mis amigos más cercanos, pero de repente se queda quieto por dos días. Ahí es cuando digo: estos hijos de la chingada están rajando de mí en el grupo paralelo. Apenas ese pensamiento llega a mí es imposible dejarlo ir», afirma Pedro Micón, mexicano residente en Chicago.
«Cuando voy a fiestas noto que hay una camaradería muy fuerte entre mis amigos. Una relación muy cercana de esas que solo se forjan en los grupos de whatsapp. Pero luego voy y miro y encuentro que la última actividad del nuestro fue hace tres semanas. Lo único que veo son emojis de bolas de heno», añade María Turriago, chilena.
Países como Colombia están a la vanguardia de la lucha contra estos nuevos flagelos. Su ministerio de las tecnologías de la información y las comunicaciones ya facultó al mismo grupo especial de jóvenes policías que luchará contra Uber pegando un trozo de cinta aislante sobre el ícono de la aplicación para que revise el whatsapp del propietario del dispositivo a petición de un amigo que albergue sospechas. En caso de confirmarse que existe un grupo de amigos sin este último como sanción pedagógica se obligará al culpable a quitarle el silencio a todos sus grupos familiares.