Un aspecto muy polémico del acuerdo final de paz entre el Gobierno y las Farc ha pasado de agache.
En el capítulo «Desactivación de otras causales de futuros conflictos» se incluye nada menos que un dictamen concluyente sobre un asunto motivo de fuertes reyertas entre colombianos: cuál es el mejor tamal y cuál es la mejor empanada del país.
«En aras de la concordia cotidiana y, sobre todo, de evitar que por disputas con origen distinto a las causas objetivas del conflicto armado que llega a su fin, las partes acuerdan que el mejor tamal es el santandereano y la mejor empanada es la antioqueña con relleno de maíz, en ningún caso de arroz», reza el noveno párrafo del capítulo.
«La Fiscalía nos pasó un reporte confidencial según el cual 43% de los homicidios del 2016 ligados a riñas tuvieron como origen una discusión sobre uno de de estos temas, teníamos que hacer algo», aseguró a AP una alta fuente cercana a la mesa de negociación.
«Este fue uno de los pendientes, y la discusión fue tan caliente que por poco manda al carajo todo. Lo paradójico es que no fue entre Farc y Gobierno, sino de todos contra todos. «Timo» se empecinó en que no había como el tamal tolimense, mientras que Catatumbo insistía que los de pipián, posición en la que lo apoyó desde el primer momento De la Calle. A Sergio Jaramillo el tema le pareció desde el primer momento una lobería y se marginó».
«Con la empanada sí hubo dos bandos claros desde el comienzo: los que la defendían con arroz y los que sostenían, con apoyo en jurisprudencia de la CPI que trajeron Enrique Santiago y Álvaro Leyva que tal preparación tarde o temprano iba a poner al país en la órbita de este tribunal. Al final se fueron por las paisas porque fueron las que sugirió la mediación de la Iglesia, que las propuso como tercera vía y para destrabar el tema, pero sobre todo porque son las de misa, esa la ganaron los curas», añadió la fuente.
«Lo que preocupa es que estando ya todo listo prefirieron dejar quieto el tema de si el pandebono debe ser con o sin bocadillo. Grave. Ahí puede estar el detonante de cincuenta años más de guerra».