El Ministerio de Transporte pule a esta hora un decreto que fija una sanción pedagógica y sin embargo polémica para ponerle coto a los cada vez más frecuentes casos de irrespeto a semáforos por parte de biciusarios en situación de hipsteridad.
De acuerdo con la norma, «todo aquel ciudadano que conduzca velocípedo con ínfulas de unicidad, que porte tatuajes, vello facial y demuestre arrogancia desbordante por cuenta de una autoproclamada genialidad será sancionado con la afeitada inmediata de su vellosidad facial en caso de ser sorprendido en flagrancia por la autoridad de transito ignorando la tonalidad cromática del ordenador automatizado de intersecciones vehiculares o semáforo».
«Intentamos con fotomultas, pero distinguir a un barbudo del otro nos resultó imposible. Intentamos después por la ropa, pero todos se ponen los mismos chiros viejos. Por los tatuajes después, pero francamente no hubo manera, vistos de lejos tienen todos el mismo patrón, toco así», aseguró una fuente ministerial. Para el caso de las damas no hay todavía humo blanco, aunque es fuerte el rumor de que la sanción apuntará al capul.
Según ha trascendido, la disposición ha generado inquietud sobre todo en la Policía de tránsito de Bogotá, donde sus patrulleros y patrulleras exigen garantías para efectuar el corte. «Ya tenemos un concepto de la ARL y nos preocupa, esas barbas están cundidas de piojos, liendres, nuches y garrapatas y es mucho el riesgo que uno está asumiendo ahí», aseguró un patrullero que por razones obvias pidió reserva de su identidad. «Que nos den al menos lo que es el guante de látex y la creolina».
Ante la decisión, varios de estos usuarios de la bicicleta estarían planeando una protesta que podría ser una tragatón masiva de grasas sobresaturadas y bebidas con alto contenido de azúcar dado que su dieta: natural, incluyente, macrobiótica y polienergética está dentro de los parámetros técnicos que maneja el Invima para las huelgas de hambre.