Ni un solo ejemplar del chaleco doble faz «Bogotá Humana-Clara alcaldesa» quedaba esta mañana en las dependencias distritales. La prenda, marca Polo, desde luego, ha sido muy apetecida por los funcionarios de la Bogotá Humana por lo práctica que les resulta.
«Puro al comienzo a varios compañeros los pillaron en campaña con el chaleco de la Bogotá Humana y ya quedaron empapelados en la Procuraduría. Lo bacano de este chaleco es que simplemente le das la vuelta y mira, quedamos listos para salir a pegar carteles de la doctora Clara. No tenemos que ir hasta la casa a cambiarnos, es un ahorro de tiempo», afirmó a este medio un contratista del distrito mientras le confirmaba a su jefe que ya tenía los 25 voticos para Clara requeridos para la renovación de su contrato.
Vale recordar que las prendas abullonadas han sido, incluso más que los multimillonarios contratos de prestación de servicios a compañeros de causa y las quejas por supuestos complots, el gran sello de estos doce años de administraciones de izquierda en Bogotá. «El gremio de los acolchados y de la guata está popocho, forrado, ellos están dichosos con el Polo, con decirle que en estos años han facturado incluso más que los gestores culturales de las alcaldías menores», declaró un conocedor de la industria textilera capitalina.
Expertos en salud ocupacional coinciden en que la temperatura corporal tiende a la baja cuando se desempeñan cargos que no requieren mayor esfuerzo físico o mental y cuya mayor exigencia es la que mes a mes impone el reunir los documentos para pasar la cuenta de cobro. De ahí que en este tiempo haya aumentado hasta en un 67% la percepción de frío en las oficinas del Distrito.
Ante el interrogante de si el auge de esta prenda podría llegar a suponer participación indebida en política de los empleados públicos, la candidata Clara López se limitó a decir, para desconcierto de los asesores que la rodeaban, que «esos chalecos son todos hechos por la mamá de Peñalosa».