Ramirito* es un niño de 6 años que fue puesto en adopción debido al alto riesgo que corría por su situación familiar, pero que quiere volver con sus padres antes de que lo adopte una pareja homosexual.
Su padre, un alcohólico nazi amante de la tauromaquia y de la carne cruda, explotaba a Ramirito y a sus 11 hermanos poniéndolos a pedir limosna en los semáforos desde las 5 de la mañana a las 7 de la noche. La mamá de Ramirito es una heroinómana que se dedica a la prostitución como hobby, y vive del dinero que sus hijos le traen. Cuando le queda tiempo, presta su voz para llamadas millonarias.
En lugar de descansar o estudiar, el pequeño Ramirito y sus hermanos tienen un segundo turno de trabajo en las noches en una ladrillera, en la que varios de ellos han sufrido accidentes laborales sin estar afiliados a una ARL.
Ramirito y sus hermanos fueron puestos al cuidado del ICBF hace tres meses tras la detención de su padre por el presunto robo de un par de medias. La madre no se ha presentado a reclamarlos.
El pequeño Ramiro se convirtió así en uno de los 8.000 niños que esperan ser adoptados, con la buena suerte de encontrar rápidamente una pareja estable y amorosa interesada en él. “Yo me ilusioné porque me dijeron que eran buenas personas y tenían para pagarme un colegio privado, pero cuando vi que eran dos hombres dije noooo, yo a eso no le jalo. Esa gente tiene malas mañas”.
Cuando se le pregunta a Ramirito por qué quiere volver con sus abusivos padres se limita a responder “Honrarás a tu padre y a tu madre, por lo menos no son gais”.
*El nombre fue cambiado para proteger a Ramirito.
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