Un hecho que, de confirmarse, puede partir en dos la historia del transporte público de la ciudad habría ocurrido esta mañana.
Según varios testimonios, incluido el del protagonista de la historia, un taxi habría accedido a llevar a un pasajero a su destino sin más ni más, sin remilgos, sin la consabida pregunta «¿para dónde se dirige el caballero?». El hecho habría ocurrido en la carrera séptima con calle 45 a eso de las 7:34 de la mañana.
«Estoy perplejo, sí, pero pasó». Saqué la mano, paró el taxi, yo como siempre muy prevenido de no ir a molestar a su majestad el conductor ya iba a comenzar mi súplica de todas las mañanas para que accediera a llevarme a mi oficina que es en la 67. De hecho comencé con la retahíla cuando a los pocos segundos caí en cuenta de que estaba hablando solo. El taxista no me había preguntado nada. Apenas me callé ahí sí me preguntó que para dónde iba, le dije, y respondió: ‘listo, camine’. Pellízqueme, todavía no lo creo».
Un ciudadano que presenció la escena desde el andén lo confirmó así como un conductor de un vehículo particular que, ante la rareza del hecho, vino hasta la redacción de AP a corroborar lo ocurrido.
La sorpresa se extendió hasta la Secretaría de Movilidad: «Habrá que ver. Nosotros sí empezamos un programa a largo plazo para que los taxistas se animen a desempeñar su labor sin obstáculos, pero esperábamos ver resultados en cosa de dos o tres años, que ya haya ocurrido nos extraña, ya mismo enviamos una unidad para verificar», afirmó el encargado de comunicaciones.
«Quién, dígame quién está dañando al gremio», respondió para luego colgar con no poca beligerancia el reconocido empresario Uldarico Peña más conocido como «el zar de los amarillos».
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