La gran afluencia de dignatarios y personajes al aeropuerto El Dorado invitados por el Gobierno al evento de recepción del papa Francisco generó un contratiempo inesperado.
Organizadores ya se comunicaron con el avión que transporta al Obispo de Roma, le han informado de la situación y le han pedido, gentilmente, que su vehículo utilice vías alternas. «Mejor dicho, dígale al chofer que ponga el Waze», fue la instrucción recibida por el capian Carlo Bonfiglio, al mando del avión de Alitalia.
A esta hora, largas filas de vehículos en su mayoría de la marca Toyota blindados, de color negro y vidrios polarizados hacen imposible el tránsito por la vía que originalmente se había previsto para que fuera utilizada por el papamóvil del pontífice en su desplazamiento rumbo a la sede de la Nunciatura Apostólica en Teusaquillo.
Como era de esperarse, tan pronto se detectó el primer asomo de congestión, los vehículos en cuestión procedieron en masa a invadir el carril exclusivo de Transmilenio, justamente el que iba a utilizar Francisco. Ningún patrullero de la Policía de Tránsito se atrevió a impedirlo. «Tengo familia. No me interesa conocer Chocó», fue el argumento de la mayoría al explicar su pasividad.
Los parqueaderos del terminal aéreo permanecen semivacíos a esta hora, pero han sido infructuosos los intentos por convencer a dignatarios de utilizarlos. No solo afirman desconocer el procedimiento para el ingreso y posterior pago de la tarifa, sino que coinciden en que «que oso que vean a todo un ministro, director de departamento, senador, representante, concejal, gerente, etc. parqueando en parqueadero».