En rueda de prensa que tuvo lugar esta mañana, la bancada parlamentaria del Centro Democrático aseguró tener pruebas de que el Ejecutivo «direccionó una cantidad inmoral de contratos y prebendas, es decir, mermelada, a la Niña para evitar su llegada al país», prevista originalmente para el segundo semestre.
Aseguraron los congresistas que dichos documentos serán presentados «en su debido momento, cuando la sombra de la tiranía se haya disipado». Y guardaron silencio ante la pregunta de si su revelación será simultánea con las declaraciones de renta de Tomás y Jerónimo Uribe.
Quien monopolizó la palabra fue, justamente, su máximo líder, Álvaro Uribe. Para el exmandatario, «esas agüitas estaban llamadas a lavar la senda trazada por el comunismo internacional en asocio con Juan Manuel Santos y su hermano subversivo Enrique y que termina en el castrochavismo, en una segunda Venezuela. Hay qué dolor, qué falta nos harán, cómo me duele mi patria. Con esas agüitas también habríamos podido irrigar unas hectaritas que tenemos con unos novillitos de carnita que estaban ya gorditos y listicos para el mataderito», lamentó.
«Eventos naturales de ese corte no pueden ser tomados como catástrofes, sino como reprimendas merecidas de papá Dios por habernos apartado de él bebiendo las mieles del socialismo cubano, el chavismo y el reguetón. Su ocurrencia no es una desgracia, no. Es una terapia de choque para un pueblo, única manera para que despierte, reflexione, se arrepienta, haga penitencia y enderezca su andar», añadió.
En idéntico tono, la senadora Paloma Valencia recordó que el agua de la niña ya estaba comprometida para que la Drummond irrigara las minas del Cerrejón. «Quitarle el agua a la minería a cielo abierto es un pésimo mensaje para la confianza inversionista», sentenció al tiempo que anunció una nueva recolección de firmas con la que los colombianos de bien le pedirán a la niña recapacitar.