Coordinados por el Centro Democrático y más específicamente por la campaña de Francisco Santos a la alcaldía de Bogotá, un grupo de personas que se hace llamar «ciudadanos de bien en contra de la toponimia entreguista, castrochavista e indigna» comenzó desde ayer a recolectar firmas para que la Avenida Caracas pase a llamarse Avenida Cúcuta.
«Que nuestra capital esté atravesada por una vía con el nombre del país que no se cansa de humillar a nuestra gente es como si una daga atravesara el corazón de la patria, es hora de que cese semejante afrenta», afirma Martina Ponce de León, vocera del movimiento.
Aseguran que el mínimo gesto que puede hacer el Distrito para con el pueblo de Norte de Santander es cambiar su denominación por la de Avenida Cúcuta. «Se la pongo así compadre: es como si a la franja de Gaza la atravesara la autopista Tel Aviv», asegura Giovanni Colmenares, cucuteño.
«El otro día mi hija de tres años me preguntó que por qué esta calle se llamaba como la capital del infierno -porque nosotros en la casa desde pequeñita le hemos enseñado que el diablo vive en Venezuela- y yo sin saber qué decirle, rompí en llanto y la abracé», complementó Ivette Saldarriaga.
Voceros de la alcaldía han restado importancia a un hecho que se lo atribuyen a las mafias. Han dicho que no solo no cambiarán el nombre sino que desde la semana pasada hay orden «de arriba» de triplicar la ración de maduro en los almuerzos de los colegios y escuelas distritales.
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